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domingo, 5 de septiembre de 2010

Eterno - Capítulo 1 By Undvoila

Por Bill.
 

Sabía que este día iba a llegar alguna vez.

- Hola, vida. –me saludó cuando llegó. Corrí a sus brazos y le besé. Él, como siempre, correspondió encantado. - ¿Por qué estás triste? –preguntó, me conocía demasiado.

Le sonreí a duras penas, emocionado. Siempre quería romper a llorar en estos momentos. Siempre me sentía igual. Desde el inicio de los tiempos fue así… y ahora, después de tantos siglos, sigue siendo igual.

- Te amo, ¿sabes? –dije acariciando su rostro. Su hermoso rostro, tanto como los otros que había tenido. Siempre perfecto, simétrico, hermoso.

- Lo sé. –afirmó. Dejó su maletín en el sillón y caminó conmigo hacia la cama.

Hoy, él, mi razón de existir… moriría, ¿qué cómo lo sé? Por la experiencia. Había estado en todas sus muertes desde hace siglos. Mi vida de Dios había acabado drásticamente para convertirme en un seguidor de él. Del que hoy, es Tom. De que hace siglos, era Darnell, Daniella…y tantos otros nombres, pero siempre él mismo, en el fondo. El mismo ser al que yo amé, amo y seguiré amando hasta el fin de los tiempos.

Me recosté en nuestra cama, y se acostó a mi lado. Tomándome de la mano y entrelazando nuestros dedos. Posó su mirada profunda en mí, llena de dudas. 

- ¿Qué pasa, amor? –cuestionó serenamente. Me arrullé en su pecho, me encantaba su aroma, también así podía sentir los latidos de su corazón, que se detendrían en pocos minutos. Cerré los ojos y Tom comenzó a acariciarme la cabeza y darme un leve masaje en el cabello.

- No quiero que te vayas. –susurré, aferrándome a su cuerpo. Memorizando al, que ésta vez, es Tom.

- No me iré. –rió, luego se quejó. – Me ha dolido el brazo todo el día… -gimió molesto. Ya lo sabía… y eso hacía peor esta tortura. ¿Por qué él no era como yo? ¿Por qué tenía que ser un simple humano? ¿Por qué yo no era un humano y tenía que soportar esta agonía? – ¿Por qué lloras?

- Bésame, Leandro, bésame. –le rogué. Llamándole por su primer nombre. Por el original, por el que yo lo conocí, por ese por el cual renuncié a todo. Tom alzó mi rostro y me besó con más pasión que antes, como si lo recordara. Como si supiera todo lo que hemos pasado juntos, como almas. Los diferentes amoríos, las pruebas, las aventuras, los castillos, los lugares inolvidables. Esos que dejan huella, hasta hoy. Esos que Tom y su esencia, nunca pudieron olvidar. Esos que están grabados a fuego en nuestro ser.
Profundicé más nuestro beso, rodeándolo con mis brazos. Saboreando por última vez a Tom.
Él dio su último suspiro. Sus labios de detuvieron, los seguí besando, tratando, inútilmente, de revivirlos, pero ya era tarde.
Se había ido otra vez. En mis brazos y besándome.
Quise gritar, pero sólo salió un gemido ahogado, penoso. Oculté mi cara en su cuello, rompiendo en un odioso llanto.

- Te esperaré… -fueron mis últimas palabras. 

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