Es inevitable cambiar el destino
Mi nueva casa era una mierda. No es que la casa lo fuera... si no que el lugar lo era. El clima era siempre helado, nunca había sol...
-Mamá, esto es una mierda-dije nada más salir del coche.
-¡Tom!-me riñó-No digas palabrotas.
-Lo siento, pero es que es verdad. ¡Sólo mira!
Mi madre se quedó contemplado el cielo, repleto de nubes grises con aspecto de querer descargarse de toda el agua acumulada dentro de sus esponjosos cuerpos.
-Bueno... no hay sol, ni calor, ni...
-Ni nada de nada-interrumpí.-Con suerte encontraré vida entre los escombros de lo que alguna vez fué un pueblo o una ciudad.
-Tom... no exageres. ¡Esto no está tan mal!
Suspiré bien fuerte, arrastrando con rábia mis maletas hasta el piso de arriba, las dejé de cualquier manera y bajé a por la guitarra.
///
Una vez estuvo todo en mis cajones me tumbé en la cama, pensando en cómo podría sobrellevar esto. No se me ocurria nada.
“Toc, toc”-escuché.-Tom, hijo, ¿puedo pasar?-era papá.
-Adelante-dije acomodándome en la cama de cobertor negro. En mi nueva habitación solo tenía una mesita de noche, una estantería y, por supuesto, la cama. Las paredes eran toralmente claras, de un blanco puro y virgen. Eran perfectas, por lo menos podría hacer un grafiti...
-Tom-habló mi padre, sentándose en mi cama-venía a decirte que mañana empiezas los estudios.
Asentí. Genial, acabo de llegar y ya me me joden con el puto instituto.
-Bueno... disfruta de la estáncia hijo.
Volví a asentir. Ni siquiera tenía idea de dónde estaba... pero me daba igual. Lo supiera o no, seguiría perdido en medio de la nada. Lo mejor sería dormir, mañana sería un día largo...
///
“Ring, ring”
-Puto despertador de mierda...-dije apagándolo.
Me deshice de la comodidad de mi cama para adentrarme en la ducha. Una ducha rápida es lo que necesitaba para despertarme, pues si no lo hacía me andaría durmiendo en las clases, y, a menos que te guste estar castigado, eso no era bueno.
Salí de la ducha con la toalla amarrada a la cintura y busqué mi ropa. No estaba de muy buen humor y este clima tamopoco es que ayudara mucho...
Cojí unos bóxers que estaban a la vista, de color negro, igual a como sería hoy mi atuendo. Camiseta negra, pantalones anchos negros, zapatillas negras... Hoy me sentía como un murciélago, todo era negro... Para acabar me puse mi bandana, amarré mis rastas y me puse la gorra y la chaqueta. Bajé al vestíbulo donde estaba mi padre preparado para salir.
-Buenos días Tom.
-Buenos días papá. ¿Y mamá?-pregunté sin muchos ánimos.
-Ya ha salido hace quince minutos más o menos.
-Ah... Bueno, voy a desayunar. Que te vaya bien en el trabajo.-dije con desgano.
-Y a tí en tu primer día.
Me dirijí a la cocina, escuchando cómo se abría la puerta dejando salir a mi padre, y cómo se volvía a cerrar.
-Ya he tenido muchos primeros días... Éste no será diferente.-susurré para mí. Qué ingenuo de mi parte...
Me preparé un café cargado y tal como lo había hecho, me lo bebí rápidamente. Volví al vestíbulo, cojí mi mochila puesta la noche anterior al lado de la puerta, y salí.
///
-Esto es una puta mierda-susurré para mí al verme plantado delante del instituto de aquella cuiudad fantasma.
No sabía qué extraña fuerza me llevó a mirar a la derecha en aquel momento... pero lo hice. Allí estaba él, parado, rígido, mirando a la nada, inhumanamente hermoso. “¿Quién será?” pregunté en mi mente.
En seguida volví a girar la cabeza... Coño... ¡que estoy mirando a un chico!
Sacudí la cabeza varias veces intentando aclararme la cabeza.
Suspiré por milésima vez desde que me encontraba en este deprimente lugar y, armándome de valor, pasé junto al hermoso chico que estaba parado delante de la puerta.
No lo sabría asegurar, pero podría jurar que me siguió con la mirada... él también se había fijado en mí.
-Puede que esto no sea tan malo...-susurré, sin enterarme de que el chico estaba junto a mí.
-¿Qué es lo que puede que no sea tan malo?-ostia... es mucho más hermoso de cerca...
Comencé a ponerme nervioso y él lo notó.-Perdón. ¿Te he asustado?
-No-contesté rápido.-És solo que aquí no conozco a nadie y eres el primero que decide hablarme.
-Ah... Bueno, ¿podrías contestar a mi pregunta?
-Claro... Puede que no sea tan malo mudarme aquí.
-¿Por qué?-joder... Hacía demasiadas preguntas pero me gustaba su preséncia.
-No lo sé...-mentí.
Nos quedamos caminando a través del enorme patio hasta llegar la edifício.
-¿Qué clase tienes?-me preguntó.
-Ni idea. Tengo que recoger mi horario en secretaría.
-Te acompaño.
-Como quieras-le dije.-Por cierto, ¿cómo te llamas?
-Bill Kaulitz... ¿Y tú?
-Tom Trümper.
Sonrió. Diós... que sonrisa... Juro que me dejó hipnotizado. Todo él era hermoso. Su pelo tenía forma de melena de león, negro con mechitas blancas. Era un tanto extravagante... pero me gustaba. En cuanto a su vestimenta... vestía unos vaqueros azules ajustados, una camiseta negra con un estampado de calaveras y una chaqueta negra. Los zapatos eran unas botas muy bonitas, negras que le llegaban por las rodillas. Y llevaba muchos accesórios... pulseras, muñequeras... y un precioso collar de pichos. Sus ojos estaban maquillados hermosamente con trazos de sombras negras, resaltando esos bellos ojos color miel que tenía.
-Mira,-dijo Bill, distrayéndome de mi tarea de escanearlo de arriba a abajo-allí está secretaría.
-Vale. Vamos.
En todo el trayecto hacia la susodicha secretaría, Bill no paró de mirarme atentamente todo el rato. Era como si él también quisiera escanearme con la mirada.
-Olle Tom...
-¿Si?-dije.
-Eres lindo...
Me sonrojé... ¿Y quién no? No creo que fuera posible que alguien no se sonrojara con un comentário así de un chico tan bello como éste.
-Gracias...-dije tímido.-Tu también.
Y seguimos hasta llegar a nuestro objetivo.
Esto era extraño... pero emocionante. Parecía como si este chico, Bill, y yo estuviéramos destinados a encontrarnos...
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comenten plese!!!!
muchas gracias por leer ^^
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