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miércoles, 8 de septiembre de 2010

You are my vampire - Capítulo 3 By Dark Princess

Como ya se habrán dado cuenta, mi fic trata de vampiros. Dos personas más han echo histórias de estos seres fantásticos y quiero decirles que gracias. ¿Muchas gracias por hacerlos, pues amo a los vampiros y será y gran placer leer sus fics!
Bueno, este capi va para Naghi, que siempre que hablamos me pide capi... ¡Pues aquí esta! ¡que disfruten! ^^

Atracción

Me hallaba en mi habitación, echado boca arriba en mi cama con la vista hacia el techo sin mirar nada en realidad, reflexionando sobre lo sucedido esta mañana hace unas cuantas horas...

Flash Back

Ya tenía el horário abierto en mis manos y Bill estaba situado a mi lado, mirándolo atentamente. Yo tenía la vista clavada en él.

-Bien... Aquí dice que te toca en el grupo C-dijo señanaldo la esquina superior izquierda del papel con su hermosa uña negra con la punta blanca.-¡Nos toca juntos!

¿Qué? ¿Ha dicho “juntos”? Eso fué como una chispa de alegria en todo mi ser... ¡Qué digo! Fué una gran llama ardiente y sofocante. Incendio, podría llamarse. Tanta fué la eufória del momento que chillé descontrolado.

-¡¡¡Sííííííííííííííííí!!!-grité alzando los puños a la altura de mi cuello.

Bill se sobresaltó y retrocedió un par de pasos, mirándome entre confuso y divertido. Varios alumnos se giraron a mirarme con cara rara, pero me dió igual. Estaría en clase con Bill.

-Vén. Te llevaré a nuestra primera clase-dijo con una sonrisita en su inocente rostro, tirando de mi brazo.

///

-¿¡GIMNÁSIA!?-grité, valiéndome mierda que la gente volteara a verme otra vez. No me daban vergüenza esa clase de cosas.
-Sip-dijo sonriendo y apoyándose en la pared del gimnásio.

Inevitáblemente el pánico invadió mi cuerpo desde la punta de los dedos de los pies hasta el último de mis cabellos anudados en forma de rastas.

-¡Yo no entro allí!-y dicho esto, me dí media vuelta, dispuesto a irme y no asistir a esa clase. Siempre me la saltaba, pero nunca me había tocado el primer día.
-¿Por?-preguntó, jalándome del brazo izquierdo, haciéndome retroceder un poco. Me dí la vuelta y lo miré.
-Por tres razones. Primera: odio la gimnásia. Segunda: odio la gimnásia. Y tercero: ¡odio la gimnásia!-elevé la voz, levantando un poco los brazos hacia los lados.
-¡Eso no importa! Vamos... ¡no es tan malo!-intentó convencerme en vano. ¿Que no era tan malo? Va listo si pretende que me guste el deporte. Paso de eso.
-¿A, no? ¡Para mí es horrible!-casi grité de desesperación. Realmente odio esa clase, y ni Bill ni nádie me va a hacer entrar en ese maldito y espantoso lugar.

Soy muy cabezota. Cuando se me mete algo en la cabeza siempre se queda muy dentro de ella y ni Diós logra sacarlo de ahí.

-¿Hacemos novillos?-propuso cruzando los brazos y alzando las cejas, totalmente derrotado y rendido en el intento de que yo consiguiera entrar en razón.
-¿Pretendes que falte el primer día de clase?-irónico.

Digo que no quiero entrar y ahora me alarmo por que Bill me dice que faltemos. Una vez lo hice y la bronca fué terrible. Desde ese día no lo he vuelto a hacer... pero en este caso es distinto.

-¡Eres tú el que no quiere entrar!-razonó encogiendose de hombros.

No lo tuve que pensar mucho. Las opciones estaban claras: joderme haciendo flexiones y corriendo por el pátio... o salir con Bill sin ningún tipo de molestias como esas.

-Está bien. Vámos.-terminé cediendo fácilmente, mientras una radiante sonrisa se formaba en nuestros rostros.

///

Bill me fué guiando durante todo el camino, yo no tenía ni puta idea de adónde íbamos.

Caminamos por barrios donde reinaban los edifícios de no más de cinco pisos. Es sus balcones se podía observar gatos, perros pequeños y varias jaulas para pájaros de todos los tamaños y colores. Me gustaban mucho las aves, pero me parecía cruel encerrarlas y privarlas de su libertad.

No soportaría vivir en un piso, es demasiado pequeño para mi gusto. Además... ¿dónde meto a Dayro? Un perro tan grande como mi labrador no puede vivir en un espácio tan reducido.

De repente estramos a una zona más... “deshabitada”. Había casas bastante antiguas, a punto de caerse a pedazos o con la pintura bastante gastada, con pintadas y grafitis, ventanas rotas... Vamos, una espécie de ciudad fantasma.

-¿A dónde vamos?-pregunté algo asustado por el lugar donde caminábamos. Bill, sin embargo, caminaba tranquilo y sereno, conservando la sonrisa en todo momento como si ésta estuviera pintada en su rostro.
-Ya lo verás. Confía en mí-fué su única respuesta.

Me tomó de la mano y me dejé llevar, confié en él. Su mano estaba cubierta con un guante negro de cuero sin dedos, lo que no permitía que nuestras manos hicieran contacto del todo. Aún así me ruboricé a más no poder cuando lo hizo.

Sus dedos estaban muy fríos... más de lo que és habitual en cualquier persona. No le presté demasiada importáncia a ese detalle y seguimos caminando en dirección recta.

Después de las casas se abría un gran espácio lleno de árboles altos de unos 10 metros de altura. Era un bosque realmente hermoso. Nos adentramos en él, esquivando arboles, piedras, troncos caídos y raíces que sobresalían del suelo.

De pronto, Bill se dejó caer acomodándose en el suelo, boca arriba, con los ojos cerrados y los brazos detrás de la cabeza. Le imité tumbándome a su lado, contemplándolo si pestañear. Observé cada detalle de su pálido y hermoso rostro, lamiéndome los lábios inconsientemente, deteniéndome en el pedazo de metal que tenía en mi lábio, mi adorado pircing.

Sacudí la cabeza varias veces, aclarándome la cabeza. Tom... ¡es un chico! ¡ES UN CHICO! ¡¡EES-UUN-CHII-COO!! ¡Quítatelo de la cabeza, Thomas! Oh, oh... Mierda... no puedo. ¡No puedo! Intenté calmarme a mí mismo diciéndome que en un par de días se me pasaría. De pronto quise preguntarle algo.

-Bill...-le llamé.
-¿Hum?-murmuró sin deshacer su portura.
-¿Quieres que quedemos mañana?-pregunté sin pensar demasiado, esperando una respuesta positiva.

Me miró, una mirada dulce y tranquilo a la vez.

-Bueno... vale. Como mañana no tenemos clase y el domingo tampoco, podemos estar hasta tarde. ¿A qué hora quieres salir?-dijo volviendo a clavar la vista en el cielo nublado y sin sol alguno.
-Tarde, a las tres o cuatro. Da igual la hora.-contesté.
-Quedamos en el insti a la cuatro.-dijo volviendo a clavar la vista en mí.
-Bien. No llegues tarde-sonreí sincero.
-No lo haré-sonrió muy cerca de mi rostro.

No le dí importáncia por que ese hecho me gustaba. No nos acercamos más, simplemente nos mirábamos muy atentamente, itentando descifrar la mirada del otro.

Fin Flash Back

Bien... ahora andaba pensando en el por qué me gustó ese acercamiento, por qué no me alejé... No lo sé. No sé nada. Estoy muy confuso, no puedo entender nada... ¡nada!

No conseguía alejar su mirada de mi mente, ni su olor, ni su tacto... Esto es demasiado frustrante. Tengo miedo de lo que pueda estar pasando en mi interior, concretamente en mi corazón. Me deprimía el solo hecho de pensar que podía estar enamorándome de un chico... Miento, me deprimía saber que me había enamorado de un hombre, un hombre hermoso a decir verdad.

Suspiré.

-¿Por qué no te alejas de mi mente?-susurré al aire.-Thomas, alejalo de tu cabeza... ¡No puede ser tan difícil!-exclamé dándome vuelta en la cama.

Pero me equivocaba. Lo era. Era lo más difícil a lo que me había enfrentado en mi vida entera. No lo podía cree. ¡Tenía que averiguar qué coño me pasaba! No será que estoy... esa palabra tan rara... ¿E-enamorado d-d-de... Bill? ¡TOM! ¡Déja de pensar esas cosas! Pero... ¿era verdad o no? ¿Estaba enamorado de Bill?

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comenten pliss!! ^^

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